03 diciembre, 2011

Nunca nadie olvida un amor sin despedida

El bolígrafo tiene el trazo duro, o es mi mano ociosa que ya no puede con su peso. La brisa de Taíba no da respiro; la maresía oxida desde las hojas de los coqueiros hasta los sentimientos dados por muertos. Nunca nadie olvida un amor sin despedida. Las letras son duras impresiones que no lloran, ¿cómo hacer para olvidar o recuperar lo perdido? El trazo cada vez más duro, las curvas que se deforman; sensaciones ilegibles; una soledad cruda seca sus lágrimas con los silbidos del viento.
¿Cuánto tiempo más hasta el olvido?

Sinrazones desamparadas; las sábanas flotan por la galería, pronto se tornarán fantasmas de conquistadores y conquistados. El zumbido ralla la locura, mientras la canción interminable dice que mires a tu alrededor, que alguna vez todos debemos aprender. Tu corazón cambia.
Casi se hace imposible seguir, la dureza del bolígrafo acaba con mis fuerzas; primero el hombro tieso, el brazo desgarrado en un grito y cada uno de los dedos en parálisis por el peor pavor del tétano más inspirado.
Sin dudas, alguien llora del otro lado del océano. Volarían estos ojos para expiar de culpas a ese corazón tierno pero tardío; ¿cómo olvidar si aún se ama lo perdido? A nadie le gusta perder, ser buen perdedor es otra cosa. El trazo lento, casi disecado… Ni siquiera el viento puede agilizarlo, y eso que, sopla y corroe, da vueltas y se deshace de toda chance de vida; las raíces echadas al cielo y la ventana abierta por donde se mantienen encendidas todas las velas; el viento no sabe de plegarias, nada más libera sus ganas; y el bolígrafo…

…que aún sigue, a pesar de su inclemencia, sigue y continúa,
va hacia su rincón sin respetar orden, ni océano, ni puto viento, ¡no hay Levante que pueda alzarlo!, sus letras están por fin perdidas, vencidas ya en un remolino repleto de entuertos y hojas ajenas, de aspidistras, y querellas tuertas que guiñan el ojo…

Y allí, justo en el centro, halla su fin, el último trazo donde
 yergue muerto su cuerpo sin Sueño.

2 comentarios:

  1. El amor...
    Aquél pedacito de locura en el cual nos refugiamos, tan violento unas veces, tan sereno otras, dulzón siempre.
    Me remito a una frase de un gran amigo: No queremos perderlo porque no podemos pensarlo, no queremos pensarlo por miedo a perderlo.
    El amor..., se parece al instinto, tan hermoso, tan desgarrador, tan nuestro y tan desprendido de nuestra mente.

    El amor no se intenta olvidar, solo desaparece...

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  2. Duele y así cómo duele, inspira y se recrea. Quizás sólo para eso exista, sólo para la "creación". Mejor que duela y que no desaparezca...

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