30 septiembre, 2011

Patéticas Interviews

Carnauba de doble moral


Vamos con el gallego y Vavá a buscar una carnauba encallada en la playa. El viento es de una violencia desteñida, el mar verde está crestado, los microscópicos granos de arena atacan toda humanidad con la acupuntura perfecta de la naturaleza. La carnauba tendrá unos 2 metros y medio,  el gallego tiene un momento de lucidez: Vavá primero,  él segundo y yo tercero, de acuerdo a las estaturas, para poder llevar mejor  el tronco de palmera. Hasta la posada habrá unos 100 metros, hay que transitar arenas blandas y plagadas de yuyos y espinillos.  Hacemos una parada para descansar. El día es de una luminosidad apremiante.  Hace calor. Levantamos el tronco y seguimos para el tramo que falta. Cuando llegamos a la calle de arena terracota, el paso que nos deja llevar la poca distancia entre un cuerpo y otro se acentúa,  tornándose una nueva invención danzarina del Brasil. Sólo falta música y que la carnauba se triplique en tres cuerpos gráciles de bahianas “quentes”.  Dejamos la carnauba. Vavá busca algo de beber, por mi parte me doy un chapuzón, mientras el gallego trae preparada para exhibición su doble moral sin filo.
Me lleva hasta la casa de los evangelistas {a saber: le alquila una casa cercana a un potentado de Fortaleza y ahora la subalquila a unos extraños evangelistas que tienen las dentaduras enchapadas en estrellas de oro. Dan la sensación de andar en algo raro, además del santo evangelio… Según el gallego “hacen zapatos”} y como el dueño de la casa, es un flor de garca, le vamos a sacar ¡algunas cosillas!, y hoy, nada más que 300 ladrillos o tijolos de cal. Hasta uno de los evangelistas nos ayuda. Tardé 20 ladrillos en darme cuenta de que no tenía nada que hacer ahí, ni el evangelista –pecando sin saber –. Con disgusto dejé los últimos 10 y me fui, dando por culo a su doble moral, por un lado la queja sobre la “subnormalidad” que abunda entre los cearenses, de la constante ventaja que quieren sacar a todo y de lo vagos que son, para hacer después, exactamente lo mismo, y peor aún, ya que “nosotros”, supuestamente, sí tenemos educación. Me gustaría saber cuál, ¿la de la conquista eterna e indigna? ¿La del yo puedo pero tú aprende que sólo yo puedo?, ¿esa omnipotencia pedorra arrastrada desde siempre de la otra orilla? Seamos dignos, aunque sea una vez.
Regreso caminando, entre los silbidos del viento y los míos, encendidos y en busca de un poco de papel donde aterrizar. El viento a favor. Mafalda también.

29 septiembre, 2011

Eôlô biri ô b'ajá gbá kó a péhindá

Por la mañana intento meditar en la playa, pero los ladridos de una perra chillona me desconcentran rápido. Abro los ojos. La perra chillona, una rubia raza calle, petisa y sin gracia ladra a Negao, el rottweiler de Fernando, el vasco de Tramuntana, la posada amiga. Negao se acerca, con su tranco parsimonioso, como si estuviera escuchando el Bolero de Ravel canino, y de ese modo avanza, tranquilamente, con la certeza y la fe de un conquistador. Se acerca a la perra que aumenta su histeria. El dueño de la rubia es un brasilero calvo y panzón que sujeta un ovejero alemán. Negao avanza, es su territorio. Negao no ladra, y eso, me sorprende. Fernando también avanza, detrás de él. La mujer del brasilero observa la escena a prudencial distancia, sujeta a otro ovejero alemao, que parece más joven, tirando de la mujer, que hace fuerza para mantener el control sobre el cachorro. Negao ya está bien cerca, entre ellos. Comienza a hociquear al ovejero manso, y se acerca a la perra sin perder su señorial impronta. ¡Negao!, llama Fernando, mientras el viejo le da una zurra a la perra insoportable. Negao no gasta ni un ladrido, ni siquiera un gruñido, es todo un señor perro, admirable, y eso que poco me simpatizan los rottweilers. Da un par de vueltas entre los 2 perros, deja en claro quién manda en esta "porra" de praia y se vuelve con su amo, quien le regala una buena dosis de mimos. El perro festeja a boca de jarro, babeando y salpicando a Fernando. La pareja de los ovejeros y la perra histérica siguen su camino. No conozco a esos dos brasileros, pero por los perros podría hacerme una vaga -y quizás bastante precisa- idea, porque sí conozco un poco más a Fernando, y ahora, al presenciar a Negao, con su señorial andar, calmo y sin ladridos, podría dar fe de esa teoría que afirma que los perros toman un poco el carácter de sus amos.
Mientras tanto, la playa vuelve a quedar desierta y, de ese modo, la mañana se desembaraza de esta secuencia extraña que interrumpió mi espacio solitario, vaya a saber quien para qué... 
En fin, entonces, cierro los ojos, los ecos y todos los ladridos que ya son cuento.

26 septiembre, 2011

Identikiters I

Llegan cuatro argentinos. Dos flacos de Chascomús, buena onda. Una pareja cincuentona de Concordia. Ella pasa tan desapercibida que no recuerdo el nombre, me suena María, pero no lo "acredito". Él, Dany Rojo, un gordo que parece estar reteniendo con un corcho en el culo un pedo de meses, siempre inflado y así inflamados sus aires, extrañamente, aporteñados. Menos onda que bandera de chapa, como diría alguna momia basketbolista. Quiere todo para ayer, como si estuviéramos en el mismísimo principado de Mónaco... estamos en el principado nunca ceará de Taíba! Exigir acá, ja, es como exigir cordura en el nosocomio de Dalíes importados. Oui... tres bizarre!
Ya llevan cuatro días y no vi un mate, ah, cómo quiero a la Argentina! sobre todo a los argentinos! sobre todo a esta distancia!!! Uno de los mejores regalos de la condición de extranjero, el amor propio por la patria perdida, esa balsa de piedra que el más pesimista de los Saramagos usaría para hacer un paddle surf transatlántico. Y la voz que anuncia: "Próxima estación>> ilha desconhecida."

24 septiembre, 2011

O tempo da Nova Inconfidência


"La Inconfidência" es una conspiración de gente joven y, por consiguiente, un movimiento romántico, con discursos inflamados y poemas enfáticos, inhábilmente preparada, pero, con todo, animada en su decisión por el soplo de la época...". 
Stefan Zweig, "Brasil".

23 septiembre, 2011

Momento

Extrañamente por la tarde, el viento es flojo, apenas si alcanza a menear algunas hojas de bordes oxidados. La maresía, ese encuentro casual de salitre y viento, deshace toda naturaleza y sobre todo, todo artificio, lentamente, casi con disimulo. La planta estirada y de pocas hojas parece a gusto con ese céfiro que hoy ofende su propio e inevitable linaje, afamado a base de esos otros hermanos prepotentes. Las pequeñas ramas de la planta se ladean con gracia; describir ese movimiento requiere un arte que no tengo, así como para apreciarlo se requieren, quizás, ojos de musa, que, lamentablemente, hoy tampoco tengo cerca. La inspiración es puro cuento, una y otra vez. El tiempo también y así >aquí< lo entretengo. El "deber" llama, y por estos lados, en el principado nunca acabado de Taíba, tiene que llamar una vez... y dos... y tres... y muchas veces más, hasta que se cansa y se vuelve paciente! 
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Liberdade ( a pouca que meu portugueis pega!)

Liberdade

O unico que vive é o vento; do outro lado da janela tudo 
é mordaça: imagem e metamorfosis de movimentos frenéticos. O ceu é
uma terra lavrada onde germinan afagues cinzas. Ha casas sem portas nem janelas, tambem sem habitantes. Um farol à distança se enarbola como utima excitaçao de deus sirvente, agonia ante os cantos das sereias mais impías. Do porto nadie va embora, nadie chega; sem duvidas pronto choverá. Nao ha verao onde refugiar-se, nao entraram todas as penas, muito menos todos os esquecimentos. Um albatros corta o firmamento, o abre, o ceu sangra magma ceustial de seus meilhores épocas.
Outra edade.
Abrasivo silencio do mar que arrulla cuentos e fantasmas. O isolamento ajuda a proteger estas pequenhas ilhas de herois e mendigos, o lugar secreto de tudo ese silencio misterioso do mar. Ate aquí arrastra sua procura, sempre, para nao encontrar nada. Silva o vento alguna que outra mentira. Algum dia chuvera, alguna noite caeram por fim todas as estrelhas em penitencia, serao livres tambem, livres ao fim da condena que as encadeam aos homens perdidos.
Serao, finalmente, estelas do mar incansable que procura e que nao descansa, que nada encuentra alem de costas y palabras mortas, nada alem que sua propria liberdade. 

18 septiembre, 2011

Fortaleza en dosis

Aeropuerto > Onibus >Terminal de Parangaba > Onibus > Barrio en estado terminal.

Playa de favela >> Homeless  que edificaron casuchas en un muelle semi abandonado.

Cielo tenebroso que hace de las manchas de humedad de los edificios setentosos derrames escatológicos.

Catedral o monstruo esquizofrénico.

Muchos descalzos.

El camino que lleva siempre al miedo del barrio de los fieros.

Calor, ojos rojos, borracharias donde nadie se mama.

Una plaza >> El mercado, el ejercito, la catedral y todos los agujeros ajenos.

<< IRMA ANGELITA. CARTAS e TARÔ. TRAZ SEU AMOR DE VOLTA >>

El extranjero. El livro del desassosego!

Las campanas que cierra el comercio de los pobres para abrir la misa de los ricos.

Una abuela que camina doblada, la cara que solo ve la mugre humana del suelo.

Toda la furia del viento.

Casi dos horas y la calle más pobre: cuerpos sin sombra.

Tapiocas y curvas sedientas.

El mar y su amor, fiel y sin condenas.

Salitre, perfume de sirenas.

Estrellas desmedidas que suscriben cada una de estas dosis.

Fines
y
Fortaleza.

17 septiembre, 2011

A viagem na cabeça (da cabeça de Fernando Pessoa)

Do meu quarto andar sobre o infinito, no plausível íntimo da tarde que acontece, à janela para o començo das estrelas, meus sonhos vão por acordo de ritmo com a distância exposta para as viagens aos países incógnitosou supostos, ou somente impossíveis. 
                                                                             F. Pessoa



Bem-vindos

A cada lado de la ruta las palmeras se confunden entre arbustos, árboles, palmeras de alta alcurnia y todo tipo de vegetación tropical. Taíba aparece por primera vez en una señalización; unas decenas de kilómetros más.  El viento es cálido pero no sofoca. Al borde del camino se levantan algunas casas de ladrillos pelados; algún que otro border roi camina buscando sus colonias y fantasmas. Hay charcos enormes que delatan las chuvas tropicales. Estamos próximos al Ecuador, o país tropical es aún más tropical en este litoral cearense de siestas interminables y maresia inoxidable.
Los nombres de los pueblos suenan en cada vistazo: Caucaia, Siupé, Cumbuco,  Taíba, Paracurú. Podría uno  meterse en alguno de estos poblados como en una novela de Amado, así como en el Caribe colombiano se puede dar con cada una de las micropolis caledeidoscopicas del rey Macondo. Estar aquí es hacerse historia. Sólo hace falta dejarse llevar, el viento hace el resto, la cordura es una recta tramposa. Hay un desvío: y al acercarse a Taíba el pavimento empeora, se transforma en una dentadura cariada de tantos dulces abandonos, los parches son meras excusas de color. El viento hace memoria, y por un segundo el mundo parece suspendido, infla sus pulmones sólo para soplar aún con más fuerza; un demente canta en otra lengua que el viento nos llevará, ralla la locura… por lo que habrá que taparse los oídos, o, simplemente, aprender a volar.

16 septiembre, 2011